De vida demasiado corta (murió de una hemorragia cerebral a los 55 años), francés nacido con el siglo (1900) naturalizado americano (en 1948), Raymond Georges Yves Tanguy fue el pintor para quien el inconsciente quiere ser soberano. Sus experimentos automatistas y sus paisajes oníricos lo acercaron a los surrealistas, grupo al que se incorporó en 1925.
“La aparición de Tanguy a la luz neptuniana de la videncia va tensando poco a poco el hilo del horizonte que se había roto. Pero para él se trata de un nuevo horizonte, en el que se organizará en profundidad el paisaje, ya no físico sino mental. […] Los seres-objetos estrictamente inventados que pueblan sus pinturas gozan de afinidades propias que traducen de la única manera feliz, la no literal, todo lo que puede ser objeto de emoción en el universo”, escribe André Breton en 1941.
En 1925, al descubrir en una galería parisina un cuadro (“Le cerveau de l'enfant”) de Giorgio De Chirico, Yves Tanguy decidió convertirse en pintor. De formación autodidacta, creó sus primeros óleos y expuso por primera vez (Salón de l'Araignée, París); Experimentó con juegos colectivos con los surrealistas, en particular el del Cadáver Exquisito donde le fascinaba la asociación entre escritura y dibujo.
“La calidad del color en Tanguy es una especie de conciencia lechosa. Su universo es el del hombre primitivo o del niño, un universo comestible […] Las pinturas de Tanguy nos sitúan dentro de un globo hinchado de leche, en el centro de un inmenso pecho materno […] La pintura de Tanguy es enteramente comida…”, escribe Marcel Jean en su Historia de la pintura surrealista (Ed. Seuil, París, 1959).
La obra gráfica de Yves Tanguy es objeto de un catálogo razonado (Das Druckgraphische Werk - La obra gráfica – L'oeuvre gravé, Düsseldorf, Wolfgang Wittrock, 1976), elaborado entre 1932 y 1954, y sólo incluye 19 referencias, algunas con una o más variantes. Los grabados de Yves Tanguy ilustran los libros publicados por sus amigos poetas surrealistas y hay que reconocer que la creación gráfica de los surrealistas, en general, fue extremadamente limitada. Sólo después de la muerte del artista la producción gráfica gozó de cierta popularidad. La obra grabada de Yves Tanguy da la impresión de una representación extremadamente concentrada de su poder creativo y cada una de sus obras puede considerarse una obra importante. Cabe señalar que a partir de su segundo grabado, en 1934, Tanguy trabajó con Stanley William Hayter y que el Atelier 17 imprimió 16 de los 19 grabados del artista.
Apodado por sus pares “el más surrealista de los surrealistas”, la obra de Yves Tanguy combina el misterio y la sobriedad de su expresión, formas vegetales y concreciones minerales; Paul Eluard lo describe como un “druida, guía de la época de los druidas del muérdago” y Pierre Matisse como un “adivino en su elemento”.