
Autodidacta, Jean-Pierre David se considera contemplativo, se alimenta exclusivamente de la observación, le gusta el ritmo lento que impone la observación donde se mezclan los sueños y la realidad. A pesar de las dificultades materiales y las experiencias decepcionantes, sigue adelante. Decide dedicarse al grabado en cobre. El objetivo inicial era intentar rentabilizar una práctica que le llevaba mucho tiempo por la multiplicidad de estampas, ¡pero no fue así! Aguantó" dos años, limando una a una las dificultades asociadas a esta exigente técnica del cincel, sin el menor consejo ni documentación exterior. "Me enseñé a mí mismo a grabar, pero también a imprimir, que es una segunda profesión. El último obstáculo era vender el producto resultante", escribe.
Las galerías le parecían inaccesibles, sus escasos recursos no le permitían desarrollar los proyectos que tenía en mente, este "mundo" no le correspondía; decidió no insistir. Lleva entonces una vida más convencional, con periodos alternados de trabajo y desempleo durante varios años, manteniendo el grabado como afición, pero sin sentirse él mismo.
La casualidad le devuelve al buen camino. La casualidad de un paseo y unos restos de plexiglás abandonados en una acera. El vínculo con el grabado se impone en su mente y el deseo de probar este nuevo medio le permite volver a conectar con el Arte. Jean-Pierre David se lanza y recibe algunos encargos que le animan.
Este trabajo de grabado sobre plexiglás dura ya 25 años en Burdeos, en un pequeño piso que también le sirve de taller. Participa en varias exposiciones. El aislamiento de la pandemia le anima a abrir un nuevo capítulo en su medio de expresión: dibuja con un lápiz óptico sobre la pantalla de su ordenador.
Sus temas casi exclusivos son el mundo animal, a veces onírico, la naturaleza, el agua (el mar).
El artista tiene un sitio web que puede visitar: www.jpdavidgraveur.com/
Esperamos que disfrute descubriendo algunas de sus obras.